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Oncocercosis

La Oncocercosis o ceguera de los ríos es uno de los tres tipos de filariasis, que se caracteriza por ser un grupo de enfermedades parasitarias infecciosas diferentes que tienen como denominador común el ser producidas por nematodos (gusanos en forma de hilo) de la misma familia, y transmitidas por la picadura de insectos. Básicamente hay tres tipos de filariasis: filariasis linfática o elefantiasis, loasis y la oncocercosis.

 

La Oncocercosis, o ceguera de los ríos es una enfermedad crónica producida por un gusano llamado Onchocerca volvulus, que ocasiona daños en la piel y puede llegar a producir graves alteraciones en los ojos, hasta dejar ciegas a las personas. Afecta más a los hombres que a las mujeres, quizá porque trabajan más cerca de los ríos, lugar donde se reproducen las moscas negras. Afecta principalmente a la población adulta, entre 25 a 40 años y son especialmente propensos aquellos que padecen malformaciones linfáticas.
 

Vías de transmisión

La transmisión de la enfermedad necesita de la intervención del Jején (mosca del género Simulium) que habita principalmente en áreas cercanas a ríos o canales de aguas rápidas.

La jején se alimenta de la sangre de una persona infectada de oncocercosis. Posteriormente, al volver a alimentarse, pica a una persona sana y en ese momento, deposita las larvas infectantes. Después de haber transcurrido un año o más, se detectan los parásitos (filarias) en la piel de la persona infectada.

Las personas infectadas pueden transmitir la oncocercosis durante 10 o 15 años si no son tratadas. Aunque el reservorio son los seres humanos, la oncocercosis no se transmite de persona a persona.

 

Síntomas

La picadura de la mosca jején se nota, al aparecer una pequeña mancha redonda de color rojo que tarda en desaparecer y con el tiempo aumenta la picazón, el área se inflama y permanece irritada por varios días. Cuando el parásito se hace adulto construye nódulos para vivir y reproducirse, expulsando una gran cantidad de filarias pequeñas que migran por todo el cuerpo. Las filarias afectan la elasticidad de la piel cuando se les encuentra en gran cantidad.

Los abultamientos o nódulos se localizan en:

* La cabeza

* Cuello

* Hombros

* A lo largo de la columna vertebral
​* Parte superior de los glúteos.

 

Causan erupciones, pérdida de coloración y picazón intensa en la piel. La persona enferma empieza a sentir una debilidad generalizada. Usualmente la oncocercosis se manifiesta de uno a tres años después de que la persona ha sido infectada. Cuando la persona llega a tener muchos gusanos en su cuerpo, se producen lesiones muy graves, como la pérdida de la elasticidad de la piel, especialmente en la cara, las orejas y la región inguinal. Lo peor es que en su estado avanzado los parásitos avanzan por el cuello y llegan a los ojos produciendo dificultades en la visión y, finalmente, ceguera. Se estima que cada filaria hembra adulta llega a medir más de medio metro de largo y produce millones de larvas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Prevención y Medidas de control
 

 

  • En las zonas donde se ha identificado la presencia de la jején o moscas negras, es importante evitar su picadura cubriendo la mayor parte del cuerpo y de la cabeza con ropa apropiada o usando repelente y evitando en lo posible el baño en ríos.

  • Localizar los criaderos de la jején o moscas negras, y destruirlos dentro de lo posible.

  • La población de moscas negras puede controlarse pulverizando insecticidas en las riberas y en los tramos de corrientes rápidas.

  • Una medida profiláctica es la toma de Ivermectina, que vuelve estériles a los gusanos hembra y mata las microfilarias. De esta manera, si uno de estos simúlidos pica a una persona infectada que haya tomado el medicamento, no quedará infectado y no transmitirá la enfermedad. La ivermectina debe administrarse regularmente a toda la comunidad.

  • Si ocurre algún caso de oncocercosis se debe notificar al servicio de salud más cercano para que se puedan implementar acciones preventivas.

 

 

 

Oncocercosis en México

 

Se considera que la oncocercosis llegó al país con los esclavos procedentes de las zonas de África. En América, fue descubierta en 1915 por el médico guatemalteco Rodolfo Robles, quién describió al parásito y el cuadro clínico, señalando por vez primera las lesiones oculares y su expresión más grave, la ceguera. En ese tiempo se inculpó como los vectores a los insectos del género Simulium «moscos rodadores negros» (S. metallicum) y «alazán» (S. ochraceum). En 1923, el Dr. Füllerbon comunicó el caso de un niño mexicano procedente del estado de Chiapas de cinco años de edad, con tumores oncocercosos en la cabeza que fue tratado y estudiado en Hamburgo, Alemania.

 

 

La oncocercosis existe en Chiapas y Oaxaca en áreas montañosas con relieve muy pronunciado, altura sobre el nivel del mar por arriba de los 500 metros y abajo de los 1 500; de climas templados; zonas con precipitación pluvial muy abundante y humedad atmosférica elevada. Existe una tupida red hidrográfica constituida por corrientes de pronunciado declive, entre una exuberante vegetación, en donde se lleva a cabo el desarrollo larvario de los vectores, lo que hace muy complicada cualquier acción para su control. En nuestro país se ha demostrado que la altitud óptima para la transmisión de Onchocerca volvulus está alrededor de los 800 metros sobre el nivel del mar y la temperatura media es de 23 a 31 0 C.

 

En México y Guatemala existe un paralelismo entre las condiciones ecológicas propicias para el cultivo del café y la transmisión de la oncocercosis.

 

En las zonas oncocercosas de México existe población indígena de diversos grupos étnicos tanto en Oaxaca con indígenas chinanteco-zapoteco y en el foco Chamula de Chiapas del grupo tzotziles; no obstante, en el foco del Soconusco, Chiapas, la población mestiza comprende el 70% y el resto está constituido por descendientes indígenas Mames. Un 90% de la población oncocercosa de nuestro país es campesina dedicada al cultivo del café, la mayoría son peones, que 3 meses seguidos durante la temporada de secas, generalmente migran con sus familias hacia las fincas donde los contratan. Lo anterior determinó que en el foco del Soconusco exista una población flotante de regular magnitud (50 000 habitantes aproximadamente), procedente de Guatemala o en otros tiempos de la zona Chamula. En los últimos años, en la región Chamula no ha habido migración hacia el foco Soconusco y no se han detectado casos nuevos, por lo que se tienen evidencias de que ya no hay transmisión. Es fácil comprender que hay un elevado grado de analfabetismo e insuficiencia de servicios públicos, incluyendo los de salud. La población indígena involucrada en la transmisión de la oncocercosis, la dispersión de la población y su tamaño de sus localidades, lo irregular del terreno que dificulta el acceso, ubican a la enfermedad como prioritaria por su alta marginalidad.

 

Por tanto, la oncocercosis representa un problema de salud pública de grupos de población altamente marginados y con el componente indígena.

 

En 1989 se introduce una nueva estrategia, con lo que México pasa a ser parte de la Iniciativa Mundial de Eliminación de la Oncocercosis. Esta estrategia incluye la administración del fármaco Ivermectina para la eliminación de microfilarias para interrumpir la transmisión. Esta intervención se debe mantener por un mínimo de 15 años, ya que los gusanos adultos continúan activos y para ellos no hay tratamiento aún. La administración de Ivermectina se realiza en los enfermos y en la población que se estima en riesgo, evitando algunos grupos de población no elegibles para los tratamientos masivos. Se aplican dos medicaciones masivas al año y las coberturas deben alcanzar un mínimo de 85% de la población.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La estrategia de eliminación con Ivermectina, ha producido una disminución en la incidencia, de cerca de 2 mil casos nuevos en 1989, a sólo 174 en el 2000 y, a septiembre del 2001 se han descubierto 114 casos. En 1979 se descubrió el último caso de ceguera producido por oncocercosis, pero no han sido valorados adecuadamente otros problemas como la disminución visual y las lesiones crónicas de la piel, lo cual debe ser considerado en acciones inmediatas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El foco del Soconusco es el único con transmisión de oncocercosis y es el que notifica enfermos. En Oaxaca y en el foco Chamula, no se han reportado casos nuevos desde 1998 y en 1999 se notificaron los últimos enfermos crónicos que desarrollaron oncocercomas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

Las proporciones de enfermos portadores de oncocercomas descendió de 30.9% en 1989 a 16.1% en 1991, cuando se inició la eliminación con Ivermectina. Después se observó un decremento a 3% de portadores en 1999 y, hasta septiembre de 2001, se tiene 0.8% portadores de nódulos, como consecuencia de 11 años consecutivos con la medicación.

 

 

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